¿Nosotros usamos el Internet... o él a nosotros?
- valearellano
- 26 sept 2019
- 5 Min. de lectura
El primer recuerdo que tengo del uso de una computadora es a los siete años, en 1997. Recuerdo haber entrado a “mi primera clase de de computación”, con esos primeros monitores blancos, un CPU enorme, muchos cables y un teclado pesado y bromoso. La clase era muy sencilla, que constaba del uso de las partes de esta nueva tecnología que llegaba a la escuela (eso sí, tardaba minutos en activarse el foquito verde en el CPU y una eternidad en encenderse el monitor).
Sin embargo, el Internet y yo nos presentamos más en forma hasta el 2001 cuando estudiaba en la secundaria. El cambio fue radical, pues en comparación con la primaria, a teníamos que buscarlas algunas tareas en la red. En pocos años, los monitores de fondo negro y letra blanca, se transformaron en uno con colores y letra muy pequeña.

En ese entonces tener una computadora para muchas familias era un lujo enorme, pues éramos cuatro hermanos, todos con trabajos escolares y tareas, los “Reyes Magos” nos enviaron una computadora en enero del 2012. En un inicio no teníamos Internet en casa debido a la gran demanda que tenían las compañías de telefonía para instalarlo, así que usábamos los famosos discos duros de plástico para guardar nuestros trabajos e imprimirlos en los Ciber Café que comenzaban a abrirse, había uno muy cerca de la casa.
Para finales del 2002, por fin llegó el Internet, y con él, más conocimiento al alcance de un “click”, lo único negativo es que para usarlo, la línea telefónica se bloqueaba y no podíamos recibir llamadas, algo que tardó unos años en solucionarse.

En las exposiciones escolares, muy poco era consultado en Internet, pues además de escaso, la mayoría de los profesores se resistía al cambio y nos dejaban buscar la información en los libros de texto, lo cual no estaba mal pero quitaba bastante tiempo.
Durante la preparatoria, donde 3 de cada 5 tareas, tenían que ser consultadas en la red. Los buscador más famoso era el Encarta (que desapareció en el 2009) pero que en su apogeo nos solucionó la vida en un santiamén.
Mi primer correo electrónico (que hasta la fecha utilizo), lo aperturé con la ayuda de mi hermano mayor, en el 2004, en el pleno boom del hotmail, algunos profesores ya tenían su cuenta y nos pedían enviar las tareas a través de correo electrónico; sin embargo, la mayoría de los docentes aún preferían las impresiones y las copias, o bien, el envío de trabajos e investigaciones a través de un disco duro (memoria).
Tener acceso a internet era una maravilla, todos hablaban de esta nueva tecnología y del cambio tremendo que se había presentado. En el 2005, cuando tenía 15 años, mis amigos y compañeros comenzaron a utilizar “Windows Live Messenger” para “chatear”, el cual reemplazó las llamadas telefónicas por la escritura detrás de una computadora. Messenger era novedoso y divertido, pues con tu correo podías conectarte y platicar con un amigo, compañero de salón, tus familiares etc. y enviarle un famoso “zumbido”, realizar videollamadas, compartir fotografías e imágenes.
Y apropósito de lo que fue la vida de muchos en los años 90, te comparto el siguiente artículo que me pareció muy importante de las 15 cosas del internet de los 90 que ya nunca serán como antes: https://www.genbeta.com/web/15-cosas-del-internet-de-los-90-que-ya-nunca-seran-como-antes
Y también dejo un recuento en video de los 10 programas que dejaron de existir:
Doy un salto y me voy hasta el 2008, cuando ingresé a la Universidad y lo que más recuerdo sobre el uso del Internet, pues fue en esta etapa cuando por trabajos escolares, exámenes y entregas, tuve mucho contacto con diversas páginas, las favoritas: Google, Wikipedia, Rincón del Vago y más buscadores gratuitos y rápidos.
En ese año también tuve mi primera computadora portátil, la Lap-top y con ella mi primera USB que reemplazó al disco duro de plástico. En 4 años de licenciatura, mi vida cambió radicalmente no solo porque tenía una laptop y acceso a Internet, también tuve mi primer celular con acceso a internet Wi-Fi, eso sí que modificó todo mi entorno, porque aunque no tenía Internet las 24 horas, comenzaba a experimentar esa conectividad y sentir (literal) el “poder en mis manos”.
En el 2010, abrí mi cuenta de Facebook, esta red social hasta la fecha famosa, y la abrí no porque quisiera, sino porque un gran porcentaje de mis compañeros y amigos de la Universidad ya tenían su perfil activo, además de primos, tíos y más familiares. En ese tiempo también comencé a usar mucho el Youtube, una herramienta que representó aún más este magnificencia del Internet y de la interacción online.
Pronto las conversaciones en los tiempos libres con los amigos eran: el número de conocidos y ex compañeros que tenían perfil de Facebook, el modelo de celular más novedoso, el video famoso que todos estaban viendo en Youtube y más páginas sociales que se pusieron de moda.
En el 2012 egresé de la universidad y en seguida fui contratada como reportera y conductora en medios de comunicación. En estos años de mi experiencia profesional, el Internet era nuestra herramienta principal a través de un sistema interno para poder trabajar y la búsqueda de información. En este año también comencé a utilizar Twitter como medio de comunicación al momento, más directo y cercano, que hasta la fecha se sigue actualizando y abriendo una amplia gama de relaciones para compartir y aprender.

En el 2014, apareció en mi vida y en la de muchos, el WhatsApp y el Internet que podías tener en el celular comprando megas o por medio de Plan, así que el Internet comenzó a acompañarme a todos lados, tanto en mi trabajo como en mi vida personal. Ya no teníamos que estar poniendo crédito en el Oxxo de la esquina para poder enviar un mensaje, porque con WhatsApp se enviaba a través de Internet, otro extraordinario invento.

Ese mismo año, me fui a vivir un tiempo a Vancouver, Canadá, y en esta aventura, tuve la oportunidad de sentir cerca a mi familia, gracias a las famosas videollamadas, a pesar de la distancia, podía llamar a mi novio y familia cuando yo quisiera para no extrañarlos tanto. Conocí muchas personas de diversos países que estudiaban conmigo y constaté que gracias al Internet, nuestras vidas y culturas podían ser compartidas en el momento.

Esos años, 2014 y 2015, marcaron en mi vida un cambio significativo por toda la adquisición de conocimiento, experiencia y desborde de sentimientos. Momentos que tengo en fotografías y videos y que se quedarán para la posteridad.
De mitad del 2015 a la fecha, mi vida profesional y laboral gira y depende del Internet, del celular y de las aplicaciones, pues soy encargada de las redes sociales de la organización para la que trabajo, y tengo que generar contenidos, usar hashtags, arrobar, seguir, organizar y estar siempre en contacto con la ciudadanía a través de estas redes.
Actualmente regresé a la universidad a estudiar la Maestría en Relaciones Públicas, como un espacio en el que aprendemos, compartimos ideas y conocimiento de las diversas áreas en las que trabajamos.

El Internet está con nosotros, vivimos con él, soñamos con él, convivimos con él… ¿preocupante? Depende de la visión y lado por donde lo veas. De lo que sí estoy convencida es que lo necesitamos y que es mejor tenerlo que no tenerlo. A final de cuentas como dicen por ahí: “hacia dónde va el mundo, está en la web, quien no tiene Internet, ni redes sociales, no existe”.
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